Quien comience a leer este texto pensará
que nada tiene que ver el título de esta entrada con un libro sobre el mercado
editorial. Intentaré explicar(te) el porqué de la correlación. En la imagen que
sobrevuela este texto podemos observar la entrada del mar sobre una playa y
detrás de ella algunas rocas tras las que se intuye la existencia de una
ingente porción terrenal.
No son elementos ajenos
a algunas de las ideas expuestas en la “Nueva carta sobre el comercio de libros”.
Muchos de los que hemos tenido la oportunidad de participar en su creación nos
sentíamos como náufragos a la deriva, amarrados a nuestro trabajo relacionado de
uno u otro modo con los libros como única tabla de navegación en la que surcar
una deriva cada vez más acuosa y menos terrenal. Fue el divisar la sedosa arena
de la Playa de Ákaba que edita este libro lo que nos movió a bracear hasta
alcanzar exhaustos tierra firme. Uno a uno, los componentes de la lista de
autores de este libro fuimos compartiendo nuestras historias de penurias en
cada travesía, y una vez coordinados por editores y correctores nos decidimos a
afrontar el avance por el terreno rocoso con el fin de poder sobrevivir.
Acabamos de trepar por
las rocas y nos hemos encontrado con que hay más habitantes en esa extensa
porción de terreno. Estás tú. Sí, amigo lector. De ti dependen nuestro avance, nuestro
asentamiento y, en último término, nuestra supervivencia en este duro lugar.
¿Qué te pedimos? Caridad y compasión, no. Comprensión, sí. No queremos que nos des
comida, queremos que no nos quites la que podamos recolectar con nuestro
esfuerzo. No queremos que nos acojas en tu casa a cambio de nada. Queremos que
nos dejes enseñarte nuestros conocimientos y puedas aprender de ellos como
nosotros de los tuyos. En definitiva, queremos convivir contigo y que compartas
con nosotros esta “Nueva carta sobre el comercio de libros”, porque de ello
dependerá que entre todos podamos evitar nuestro naufragio. El de nosotros,
puesto que un texto no existe hasta que alguien lo lee, y si nos quedamos sin
tabla de salvación nos ahogaremos en el implacable mar del mercado editorial. Y
el tuyo, ya que leer este libro contribuye a lanzar un bote salvavidas a la
literatura y, por extensión, a todos nosotros, pues sin el conocimiento
compartido no cabe existencia posible.
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