Tengo que decir que este es un libro de 27
voces; todos los que hemos participado en él hablamos de lo mismo, pero desde
27 perspectivas diferentes, lo que lo convierte en un análisis completo de los
problemas del mundo editorial. Podríamos compararlo con una imagen tomada con
un objetivo angular, donde se abarca mucho más que con una simple instantánea;
como una visión panorámica del tema.
En
primer lugar, me gustaría destacar, sobre todo, las cifras alarmantes de las
descargas ilegales: En Francia, las descargas legales de cada ebook
representan una media del 4,6%, es decir, cada libro electrónico compra al año
un 4,6% de las ventas totales; en Italia, es un 4,4%, y estoy hablando de
países muy próximos a nosotros. Pero, en España…. ¡solo un 0,6%! Y es que
tenemos la mentalidad de que lo que hay en Internet no tiene derechos de autor;
que lo tenemos ahí y podemos cogerlo a nuestro antojo.
Vivimos
bajo un desbarajuste de desamparo legislativo y adolecemos de una excesiva
inflexibilidad en el sistema editorial. Los gobiernos disponen de la potestad
necesaria para establecer y regular la industria literaria, pero priorizan
otros asuntos. La cultura y la educación deberían ser un asunto prioritario: se
debería colaborar con las editoriales en campañas sobre el fomento de la
lectura y de los libros, que son parcelas que van de la mano.
Otra
cuestión que me gustaría destacar es la diferencia entre creación literaria y mundo
editorial. Las cifras de ventas no deberían ser el rasero de la calidad literaria;
la mentalidad de negocio de las grandes editoriales condiciona la difusión de
una novela. Ellas juegan a “caballo ganador”, hacen un estudio de mercado para
ver el producto que mejor funciona y lo ponen a la venta con otro título. ¿Con
cuántas novelas hemos buscado el “santo grial”? ¿Cuántos vampiros o seres
parecidos hay entre nosotros?, y ya no vamos a hablar de las “sombras de Grey”
y sus secuelas, ni del merchandising
televisivo que nos deleita con la vida de no sé qué famoso. Las grandes
editoriales están preocupadas por las modas porque esto es un negocio que debe
dar dinero, no pérdidas, y ello provoca que descuiden la calidad literaria y al
gran lector.
Para
concluir, quiero hablarles de un libro que se llama “Nadie acabará con los
libros”. Es una conversación entre Umberto Eco y Jean-Claude Carrière, donde
Eco dice algo así como: “El libro es como la cuchara, el martillo, la rueda,
las tijeras. Una vez se ha inventado, no se puede hacer nada mejor. El libro ha
superado la prueba del tiempo… Quizá evolucionen sus componentes, quizá sus
páginas dejen de ser de papel, pero seguirá siendo lo que es”.
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